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Llevamos años y años hablando de la brecha digital. Un escenario forjado por la relación existente entre las personas y la tecnología. ¿Pero es realmente como pensamos o hay algo más?
La brecha digitial va mucho más allá de la simple definición que hemos aportado. No solo porque la palabra tecnología abarca mucho y, por regla general, suele referirse a herramientas físicas, sino porque el ecosistema digital que ha generado Internet.
Y a todo ello podemos añadir, aunque pueda sonar extraño, que no reaccionamos igual al uso de la tecnología como persona física que como profesional.
No podría deciros el número de profesionales que conozco que no «creen» en el uso, por ejemplo, de una red social porque no «se sienten» capaces de manejarla y, sin embargo, a diario navegan con placer por sus medios digitales deportivos favoritos. Por poner un ejemplo coloquial y sin entrar en detalle.
Es por ello que si tuviera que diseñar una fórmula para definir este modelo diría que:
BRECHA DIGITAL = DESCONOCIMIENTO + DESINTERÉS
Si nos detenemos a analizarla, vemos que ninguno de los sumandos se refiere a habilidades o competencias sino a acciones dependientes de cada uno. Esto implica que todos podemos acometerlas y brecha digital.
El desconocimiento lo acometemos y solucionamos con aprendizaje. El desinterés, lo arreglamos con intención y determinación. Este juego de dos conceptos, marcará el posicionamiento de cada persona frente a la transformación digital.
Un ejemplo sería el de aducir que no se siente cómodo con ese coche cuando, en realidad, es que no se siente capaz de conducirlo por falta de práctica o, simplemente, porque no lo necesita. Pero, en realidad, se está culpando al coche de ello.
La tecnología lleva años demostrando un grado excelso de madurez en cuanto a desarrollo técnico y usabilidad por parte del usuario y los procesos formativos para su conocimiento y uso están al alcance de todos.
Conclusión: volvemos a la fórmula.
Que actualmente y a nivel profesional, conceptos como cloud o business intelligence no nos suenen, es una responsabilidad exclusivamente nuestra. E desarrollo consciente de nuestra empresa y negocio depende de ello.
Y aquí es donde entra el asesoramiento, esa capacidad que todos debemos cultivar de acudir a un profesional experto si no tenemos los conocimientos o experiencia necesarios para acometer una acción.
«Como profesionales y empresarios, necesitamos adquirir conciencia sobre la necesidad y urgencia de ser asesorados»
Existe la creencia de que un profesional debe saber de todo. Error creciente cuanto más nos acercamos al rol de líder. Porque el conocimiento debe ser proporcionado al puesto y acorde con los objetivos demandados en él.
El asesoramiento externo en aspectos ajenos a la empresa debe ser contemplado como una necesidad irrenunciable en pos del desarrollo del negocio. Además de la naturaleza de dicho aspecto.
Si tenemos claro e internalizado que necesitamos un asesor fiscal para funcionar con garantía, debemos trabajar la necesidad de contar con asesoramiento en entornos técnicos, tecnológicos y digitales.
No es un secreto que el devenir de las empresas se construye sobre los pilares de Internet y las herramientas digitales que inciden en el rendimiento de los profesionales y los procesos de negocio.
Por ejemplo, como profesionales, ¿habéis pensado, a la hora de cambiar equipos por otros nuevos, en la posibilidad de acceder a equipos reacondicionados? Acciones productivas de este estilo son parte del valor que aporta la asesoría externa.
Y como no puede ser de otra forma, volvemos a las personas ya que la toma de decisión es exclusiva de ella y el «traje» de profesional siempre va sobre las habilidades que la persona atesora.
Este 2021 debemos adquirir conciencia sobre la necesidad de un asesoramiento externo que actúe con efectividad sobre dos de los aspectos de mayor relevancia a la hora de buscar la consolidación del negocio: las personas y el entorno digital.
Las primeras, como usuarias y ejecutivas y el segundo, como escenario de soporte funcional y productivo.
Porque 2021 nos trae, sobre todo, cambio en los procesos y ello debe partir de un cambio de mentalidad.
Las empresas no pueden obviar la tecnología y los entornos digitales. Por igual, deben atender al conocimiento de sus profesionales sobre ellos, con el foco puesto en el rendimiento y la productividad.
Y qué mejor forma de hacerlo que contando con el asesoramiento externo de quien tiene como propósito el acompañarte en esta nueva cuya línea de salida es este 2021.
GUILLERMO LLOFRIU CAÑELLAS
Comunicación y Desarrollo Digital
WWW.GUILLERMOLLOFRIU.COM